Propiedad intelectual y Música

Armonizar la creatividad en la música y los negocios

Harmonizing Creativity in Music and Business

La música es un lenguaje universal que trasciende fronteras, culturas y generaciones. La música enriquece nuestras vidas y alimenta la expresión creativa. La propiedad intelectual (PI) desempeña un papel fundamental en la salvaguardia de los derechos de los músicos, compositores y productores, velando por que puedan prosperar en un mercado mundial competitivo.
Los derechos de propiedad intelectual proporcionan el marco para proteger las obras musicales, las grabaciones y las interpretaciones y ejecuciones. Esos derechos potencian la música como negocio, dando la oportunidad a los creadores de controlar el uso de su obra, recibir una compensación justa e invertir en proyectos futuros. Al entender y aprovechar la PI, los artistas disponen de los elementos básicos para forjarse una carrera sostenible y contribuir a la vitalidad cultural y económica de la industria musical del mundo.
La industria musical constituye un panorama dinámico, en constante evolución gracias a los avances tecnológicos y a los cambios en las preferencias de los consumidores. Desde los servicios de streaming hasta las interpretaciones o ejecuciones en vivo, los derechos de PI son fundamentales para desenvolverse en este complejo entorno. Los músicos y los profesionales del sector deben mantenerse informados acerca de las últimas novedades en materia de derecho de PI para gestionar eficazmente sus activos creativos.

El derecho de autor en la música

El derecho de autor es la piedra angular de la industria musical. Protege la originalidad de los compositores (denominados autores en las normas sobre derecho de autor) al crear canciones, velando por que puedan monetizar sus creaciones intelectuales en las dinámicas industrias creativas, incluyendo los espectáculos en vivo, la industria discográfica, el sector audiovisual, los videojuegos, etcétera. Es el punto de partida de la cadena de valor de la música.
Es necesario que los autores entiendan cómo pueden gestionar sus creaciones intelectuales y sus respectivos derechos en el mercado de la música para tomar las mejores decisiones para ellos como creadores.

Derechos de edición musical

Los autores son el punto de partida de la industria musical. Pueden llegar al mercado directamente o a través de editores de música. Los editores representan a los compositores al autorizar la grabación de una canción, conceder licencias a plataformas de streaming e incluso a producciones audiovisuales, fomentando al mismo tiempo el desarrollo profesional de los artistas. Un editor de música, actuando en nombre del autor, vela por que el uso de la obra dé lugar a remuneración y crédito, como corresponde, asegurándose de que los creadores son recompensados por su creatividad.

La industria fonográfica es un pilar fundamental de la industria musical y creativa en su conjunto. Se basa en la primera grabación de una obra, la grabación maestra. La persona o entidad responsable de la grabación maestra es el productor de fonogramas, lo que en el mercado se conoce habitualmente como sello discográfico. En la grabación, los autores (directamente o a través de los editores) autorizan la grabación de la letra y la composición, mientras que los artistas intérpretes o ejecutantes (cantantes y músicos) también autorizan la grabación de su interpretación. Una vez realizada la grabación, el productor del fonograma (sello discográfico) adquiere los derechos conexos sobre la grabación. Los derechos del productor del fonograma son independientes de los derechos de los autores y los artistas intérpretes o ejecutantes, y se refieren a la música grabada.

Puede haber uno o varios titulares de derechos para una misma obra musical, pero la forma en que se explota la música en el mercado genera la necesidad de obtener diferentes licencias. Hay dos tipos principales de licencias necesarias para explotar la música.

El uso de la música puede hacerse mediante la realización y distribución de copias. Esos dos derechos se conocen normalmente como “derechos de reproducción mecánica”. Si bien esta expresión probablemente no figure en la legislación sobre derecho de autor de la mayoría de los países, la “licencia de reproducción mecánica” se refiere a la autorización que deben otorgar los titulares de los derechos para realizar copias y difundirlas. En función de cómo se explote la música, diferentes partes interesadas estarán facultadas a conceder esa licencia. En la mayoría de los casos, deberá concederse, como mínimo, la licencia de reproducción mecánica a los autores o los editores, los sellos discográficos o bien los organismos de gestión colectiva.

Otra manera de explotar la música es mediante su interpretación o ejecución al público. Eso podrá hacerse en vivo, mediante sonorización ambiente o a través de plataformas de streaming. La mayoría de las legislaciones sobre derecho de autor se refieren al derecho de comunicación al público, pero la industria adoptó la licencia de interpretación o ejecución pública como práctica contractual. Los autores, intérpretes y productores de fonogramas son titulares de derechos de interpretación o ejecución pública. En caso de que la música se interprete en vivo (sin utilizar la obra grabada), no es necesario obtener una licencia del sello discográfico, sino de los autores (o editores). Por lo general, las leyes existentes facilitan esas licencias a través de organismos de gestión colectiva que están legalmente autorizados para conceder licencias y recaudar regalías para esos usos. Los autores deben asegurarse de que sus obras están debidamente registradas en los organismos de gestión colectiva Para recibir una compensación por el uso de esas obras en público.

La música es una parte fundamental de la industria audiovisual. Hay muchas formas de utilizar la música en un proyecto audiovisual o un videojuego. Una licencia común para utilizar música grabada en proyectos audiovisuales se denomina licencia de sincronización. Se habla de sincronización porque se sincroniza el audio con las imágenes de la película, la serie, el videojuego, etcétera. Las producciones audiovisuales y de videojuegos también pueden encargar música “nueva” a compositores y, en ese caso, el contrato puede incluir otras licencias además de la de sincronización. Asimismo, los autores (o editores) de obras musicales preexistentes pueden autorizar nuevas grabaciones de la música para su uso en un proyecto audiovisual.

Los compositores se preguntarán cómo pueden recibir regalías si se reproduce su música en programas de TV, en la radio o incluso en un bar. Por otra parte, un restaurante podría preguntarse si necesita obtener una licencia para cada obra musical que quiera reproducir como música de fondo. Aquí es donde entran en juego las “licencias generales”. Las licencias generales son autorizaciones concedidas por un organismo de gestión colectiva para que un usuario interprete o ejecute en público toda la música que integra el catálogo del organismo. A cambio, los usuarios deben informar acerca de la música reproducida y pagar la tasa de licencia general.
Los compositores recibirán las regalías de forma proporcional al nivel de uso de su música. Para que eso suceda, el organismo de gestión colectiva debe ser capaz de reconocer no solo la música, sino también a los titulares de los derechos sobre ella. Esto se consigue registrando la canción en un organismo de gestión colectiva local, que pondrá en relación los usos con las tarifas recaudadas, para distribuirlas a todos los titulares de derechos que estén facultados a recibirlas en el país o en cualquier otro lugar.

Los derechos de impresión se refieren a la autorización para transcribir una composición musical, incluida la letra, en una partitura. Estos derechos también cubren la distribución de partituras y letras tanto en formato físico como digital. Por ejemplo, realizar artículos promocionales con la letra de una canción podría infringir los derechos del autor de la letra. En determinadas circunstancias, las legislaciones sobre derecho de autor reconocen casos en los que se permite el uso de canciones. Para entender esas circunstancias, es necesario considerar las limitaciones y excepciones aplicables en el territorio en el que se utiliza la obra musical.
IMAGEn: maxkabakov/Getty Images

El panorama digital mundial en la música

Una reseña de la distribución, el derecho de autor y la administración de los derechos sobre la música en la era digital.

¿Quién recauda regalías por la música?

Las regalías son pagos que se hacen a los titulares de derechos por el uso de su música. Esto incluye a los creadores (compositores, músicos y artistas intérpretes o ejecutantes), los editores en representación de los autores, los sellos discográficos (productores de fonogramas) e incluso a quien haya obtenido o concedido en licencia los derechos sobre canciones y/o grabaciones, por ejemplo, una empresa que haya comprado el catálogo musical de un artista. Las regalías son pagos de compensación por la explotación de la música o la grabación. Por ejemplo, debido a una licencia de sincronización concedida por un organismo de gestión colectiva.

Las marcas y la música

Los músicos y las bandas, además de ser titulares de los derechos de autor sobre sus canciones, pueden proteger sus nombres y logotipos como marcas. La protección que ofrecen las marcas permite a los artistas interactuar con sus seguidores por medio de suvenires y artículos promocionales. A medida que aumenta el número de seguidores de la banda, las marcas garantizan la exclusividad sobre el uso de sus nombres y logotipos. Para ello, los artistas y las bandas deben asegurarse de registrar sus marcas para garantizar su protección.

Patentes para las innovaciones musicales

Es posible que no sean las patentes lo primero que viene a la mente cuando hablamos de música; sin embargo, las invenciones desempeñan un papel importante en distintos ámbitos de la industria musical. Para empezar, revolucionaron la forma en que accedemos a la música y la escuchamos, desde los tocadiscos de vinilo hasta las invenciones que nos permiten acceder fácilmente a la música en los teléfonos móviles. Invenciones de carácter más técnico, como las que permiten mezclar música, y tecnologías para mejorar instrumentos musicales -la guitarra, por ejemplo-, así como otras patentes, allanaron el camino hacia los avances tecnológicos en beneficio de músicos y aficionados de todo el mundo.

Historias de PI y música

En el mundo de la música, en constante evolución, la propiedad intelectual (PI) desempeña un papel fundamental a la hora de plasmar la carrera de los artistas, así como la industria musical en general. Estas historias ofrecen una visión de las diversas formas en que los músicos y creadores sortean las complejidades de la PI, desde juicios históricos hasta estrategias comerciales innovadoras. Explore cómo los artistas están aprovechando sus derechos para construir un legado, proteger su trabajo y transformar los desafíos en oportunidades. Ya sea reclamando la titularidad, adaptándose al cambio digital o abriendo nuevos caminos creativos, estos relatos ponen de manifiesto la interacción dinámica entre la música y la PI en el panorama mundial de hoy en día.